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septiembre 24, 2024

Testimonio La capilla en la Universidad pública

Testimonio La Capilla en la Universidad Pública

Mi vida aquí en la Universidad de Sevilla comenzó hace cinco años, en un primer momento estuve en el Pabellón de Brasil, para mí fue comenzar una nueva etapa. Por mi fe y mi vida espiritual, ir a trabajar era y es un regalo de Dios. Cuando estaba en el Pabellón de Brasil, me acercaba cada mañana a la Iglesia de San Carlos Borromeo, a las 7.30 de la mañana había misa todos los días, así que tenía la posibilidad de ir a y llegar a tiempo al trabajo, estaba muy contenta de poder compatibilizar trabajo y mi ratito matutino con el Señor, pero después de seis meses allí terminó mi contrato, y me quedé a la espera de una nueva llamada. Una de las cosas que me daba pena, era el poder perder ese ratito con el Señor. Después tras dos semanas parada me volvieron a llamar, al llegar a recursos humanos, me comunicaron que me quedaría en el Rectorado, no daba crédito, entrar por la puerta, mirar a mi izquierda y encontrarme con la Iglesia en mi mismo lugar de trabajo fue un gran regalo.

Desde entonces podía asistir a las misas, donde nos encontramos casi todos los días los mismos, mis parroquianos, Paco, Teresa, María del Mar, y muchos más, a los que no les pongo nombre, pero sí nos miramos sabiendo que somos los parroquianos de la misa de 13.30 en la Iglesia de los estudiantes, y a los que les va cogiendo cada día más cariño.

Ver la Iglesia abierta todos los días, desde las diez de la mañana, y observar como las personas se acercan un ratito para ese encuentro con el Señor, en cualquier momento, dos estudiantes que salen de clases, dos compañeros de trabajo que van a ver a la Virgen y al Cristo un rato, para orar o llevarle un ramo de flores, un antiguo alumno con más edad que el resto y que está sacando su tercer grado en distintas filologías, que pasea por la Universidad con una mochila cargado de gran sabiduría, y entre paseo y paseo, también entra en la iglesia para tener su momento de encuentro,  en resumen, todos son personal de la universidad, estudiantes, personas que simplemente le gusta pasear por el Rectorado, a solas, entran para buscar en un momento de dificultad, de dolor, de estrés, o ¿por qué no?, también de alegría, ese ratito de paz, que como decía Jesús, una paz que solo Él puede dar.

Poco a poco fui conociendo a Pablo, Capellán de los Estudiantes, siempre acompañado de jóvenes, me encanta verlos, como acuden a él para hablar, entrando en la sacristía, donde los encuentras charlando de sus cosas, al final se convierte en un hogar, o una segunda casa dentro de tu vida de estudiante o como trabajadora, acompaña y reconforta.

Pablo ya no es solo el “cura de los estudiantes”, se convierte en guía, acompañante, oyente, confidente, y siempre con la idea de ofrecer una solución a lo que necesites. Junto a él, el padre Nelson, Patricio, Luis que ejerce de acólito durante las misas, crean una gran comunidad.

Sé que aun me queda mucho por descubrir, voluntariados, colaboraciones con caritas, dirección espiritual, conferencias, las diferentes actividades que realiza la Hermandad de los estudiantes, así como miles de cosas que voy encontrando en la comunidad universitaria de Sevilla que nos acerca a poder vivir de la mano nuestra rutina diaria con nuestra espiritualidad y nuestra fe cristiana, integrada en una comunidad tan diversa como es la Universidad de Sevilla, es algo que suma y nos enriquece positivamente en la sociedad en la que vivimos. 

Miembro del PTGAS de la Us